A medida que la COP28 llega a su fin, los informes del Plant Based Treaty y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han esbozado cómo podría lograrse un sistema alimentario alineado con los 1,5 °C.
El Plant Based Treaty ha publicado un informe titulado Safe and Just, que aboga por una estrategia de «economía vegana del donut» (adaptada del libro Doughnut Economics de Kate Raworth) que satisfaga las necesidades de todos sin sobrepasar los límites sociales y planetarios. Proporciona un marco para la transición a un sistema alimentario basado en las plantas dentro de los plazos para un balance neto cero, afirmando que esto podría liberar tres cuartas partes de las tierras agrícolas para la reforestación.
Safe and Just también reclama una reorientación de las subvenciones que actualmente se conceden a las industrias cárnica y láctea hacia la mejora de la accesibilidad de los alimentos de origen vegetal. Además, aborda la difícil situación de los pueblos indígenas, que intentan defender sus tierras y se enfrentan a la violencia y los asesinatos relacionados con el sector agroalimentario.
«No resolveremos este problema existencial centrándonos sólo en los combustibles fósiles»
El informe ha recibido el apoyo de personalidades como el músico y productor Moby, el actor Paul Wesley y Maggie Baird (madre de Billie Eilish y Finneas). En él se pide un «plan de acción audaz» para la transición a un sistema alimentario basado en plantas antes del próximo Global Stocktake (proceso que evalúa los avances hacia el Acuerdo de París) en la COP30.
«El sistema alimentario debe desempeñar un papel vital en la solución a la crisis climática. No resolveremos este problema existencial centrándonos únicamente en los combustibles fósiles. El nuevo informe de Plant Based Treaty ofrece un plan para la transición hacia un sistema alimentario basado en plantas que sea justo, seguro, equitativo y sostenible», afirmó Maggie Baird.

Hoja de ruta de la FAO
Mientras tanto, la FAO ha publicado la primera iteración de su hoja de ruta para alinear los sistemas agroalimentarios con 1,5 °C y acabar con el hambre, y se espera que en los próximos días se publique un informe completo. Llega después de que la Iniciativa FAIRR coordinara una declaración firmada por inversores que representan 18 billones de dólares, pidiendo una hoja de ruta hacia un sistema alimentario resiliente y sostenible.
El informe inicial esboza diez objetivos cuantificables y sujetos a plazos, que abarcan cuestiones como los cultivos, el suelo y los bosques. Según FAIRR, aún no hay suficiente información para evaluar si los objetivos son suficientes; la organización ha elogiado el debate sobre la reducción de metano y el cambio de subsidios, pero señala que la hoja de ruta puede no ir lo suficientemente lejos en la protección de la naturaleza y la biodiversidad.
«Recordaremos la COP28 como el punto de inflexión para un cambio sísmico en la política agroalimentaria y la inversión en la próxima década», dijo Jeremy Coller, presidente y fundador de FAIRR. «La COP28 comenzó con la Declaración de Emiratos, que compromete a más de 150 países a incluir la alimentación y la agricultura en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), pero es de vital importancia que esta COP finalice con la contabilización de la alimentación y la agricultura en el Inventario Global (GST, por sus siglas en inglés).»

«Una transición justa»
La organización de sensibilización alimentaria ProVeg International también ha acogido con satisfacción el informe, pero ha expresado su preocupación por algunas de las estrategias propuestas.
«Acogemos con satisfacción el reconocimiento por parte de la FAO en su Hoja de ruta hacia 1,5C de la necesidad de cambiar las dietas tanto para la salud humana como planetaria. Sin embargo, la hoja de ruta se queda corta a la hora de destacar los beneficios específicos de la transición hacia dietas más saludables basadas en plantas, especialmente en regiones con un consumo excesivo de alimentos de origen animal», afirmó Stephanie Maw, responsable de políticas de ProVeg International. El IPCC de la ONU y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) han subrayado claramente la necesidad de cambiar a dietas más basadas en plantas para hacer frente al cambio climático, pero la FAO no lo ha asumido plenamente».
Además, la hoja de ruta de la FAO habla de «tecnologías de reducción de metano» para el ganado, lo que pasa por alto aspectos clave como la disponibilidad, escalabilidad y asequibilidad de estas tecnologías, y no reconoce la necesidad crítica de cambios en el consumo y la reducción de la cabaña ganadera, como se reconoce en la Evaluación Mundial del Metano del PNUMA. En su lugar, nos gustaría que la FAO tuviera en cuenta los impactos adversos de la ganadería industrial a la hora de empujarnos más allá de los límites planetarios y que se centrara en reducir el número global de animales de granja al tiempo que implementa políticas que aceleren una transición justa hacia dietas más saludables, sostenibles y basadas en plantas.»