Se ha puesto en marcha un nuevo proyecto denominado LIKE-A-PRO, financiado por la Unión Europea, para mejorar la disponibilidad y aceptación de las proteínas alternativas.
[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]»Es necesario un mayor esfuerzo para facilitar y acelerar el cambio de las proteínas»[/perfectpullquote]
LIKE-A-PRO trabajará para garantizar que las proteínas alternativas estén disponibles para todos los grupos de población -desde los niños hasta los ancianos- y en todas las regiones, incluidas las zonas rurales. Para ello, el proyecto desarrollará 16 nuevos productos con siete fuentes de proteínas diferentes. El objetivo es hacer frente a los retos del sector de las proteínas alternativas, entre los que se encuentran los sabores extraños y los perfiles nutricionales desequilibrados.

Entre las organizaciones miembros de LIKE-A-PRO se encuentran la austriaca Revo Foods, la noruega Flowfood y la española Basque Culinary Center, además de otras 30. El proyecto se beneficiará de una financiación de 13,9 millones de euros en el marco del programa FARM2FORK de la UE.
La UE y las proteínas alternativas
La UE ha sido una gran defensora de las proteínas alternativas, y el año pasado destinó 32 millones de euros a la investigación sobre proteínas sostenibles. Las proteínas de origen vegetal, cultivadas y fermentadas eran todas ellas subvencionables.

Un proyecto anterior, financiado por la UE y denominado PROTEIN2FOOD, investigó el uso de semillas y legumbres proteicas de alta calidad para producir alternativas nutritivas a la carne y los productos lácteos. Mientras tanto, el proyecto FIT4FOOD ha desarrollado una «caja de herramientas» para ayudar a los actores del sistema alimentario a mejorar la sostenibilidad.
«Los consumidores europeos muestran un creciente interés por las proteínas alternativas como sustituto viable de la carne convencional de origen animal», afirma LIKE-A-PRO. «Sin embargo, hasta la fecha, los productos de origen animal son clave en las dietas de los consumidores medios, ya que contribuyen a cerca del 67% de la ingesta total de proteínas. Aunque la voluntad del consumidor de reducir el consumo de proteínas de origen animal es clara, se necesitan más esfuerzos para facilitar y acelerar el cambio de proteínas, ofreciendo una amplia gama de alternativas para atraer incluso al consumidor más reacio.»