Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Leiden (Países Bajos) ha calculado que si el mundo pasara a una dieta más basada en las plantas, se podría liberar tierra suficiente para hacer de la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) una opción viable.
La bioenergía (uso de cultivos para generar energía) se considera desde hace tiempo una forma de hacer frente al cambio climático, ya que los cultivos absorben dióxido de carbono de la atmósfera cuando crecen. Se ha sugerido que cuando los cultivos se utilicen para producir energía, el dióxido de carbono resultante podría almacenarse permanentemente bajo tierra; de este modo, el proceso de generación de energía podría reducir realmente la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera.
Sin embargo, la bioenergía ha sido criticada por requerir grandes extensiones de tierra y mucha agua, lo que puede suponer el uso de recursos necesarios para la producción de alimentos. El nuevo estudio se realizó para ver si las dietas basadas en plantas podían mitigar este problema.
Los resultados muestran que sustituir sólo el 50% de los productos animales por alimentos de origen vegetal de aquí a 2050 podría liberar tierra suficiente para generar tanta energía como la que proporcionan actualmente las centrales eléctricas de carbón. Además, la cantidad de carbono eliminada del aire mediante BECCS sería casi tan grande como la generada actualmente por las centrales eléctricas de carbón.
«Enormes oportunidades»
Los estudios indican sistemáticamente que las dietas basadas en plantas tienen el potencial de salvar enormes extensiones de tierra. Según un informe del GFI del año pasado, las alternativas a la carne podrían reducir el uso de la tierra y el agua en más de un 80%, y hasta en un 99% en el caso de las alternativas a la carne de vacuno. Un estudio publicado en octubre calculaba que eliminar los animales del sistema alimentario podría compensar las emisiones totales de gases de efecto invernadero hasta en un 68%.
Otras investigaciones han indicado que sustituir los alimentos de origen animal por alternativas vegetales podría prácticamente detener la deforestación, mientras que un informe de la ONU publicado en diciembre afirmaba que las alternativas a la carne tienen «un gran potencial para reducir el impacto ambiental».
«Queremos mostrar a los países que [las BECSS combinadas con dietas basadas en plantas] son una enorme oportunidad», afirmó Oscar Rueda, investigador de la Universidad de Leiden. «De esta forma, se dispone de un enorme potencial de energía. Al mismo tiempo, se puede estimular la economía y mejorar la salud de la población». La BECCS se enfrenta a retos clave de sostenibilidad, pero nosotros demostramos que cambiando a una dieta más sostenible podemos superar los mayores problemas aprovechando los beneficios de la BECCS de forma más segura.»